El gobierno español tiene previsto destinar 60 millones de dólares de financiación a empresas que deseen introducir una semana laboral de cuatro días.
El gobierno de coalición liderado por los socialistas de España decidió a fines de enero poner a prueba una semana laboral de 32 horas durante los próximos tres años, para probar si ese cambio, que no reducirá los salarios de los trabajadores, podría mejorar el bienestar de los empleados y la productividad.
También se espera que una semana laboral más corta, propuesta por el partido de izquierda Mas País y respaldada por el Ministerio de Finanzas del país, mejore el empleo en un momento en que muchos luchan por mantener o encontrar un trabajo.
Si bien las conversaciones sobre la introducción de una semana laboral de cuatro días han estado circulando en Europa durante los últimos años, el concepto ha ganado impulso gracias a la pandemia COVID-19, que inspiró al gobierno español a reinventar la productividad y el equilibrio entre la vida laboral y personal con un enfoque sobre la salud y la felicidad de las personas.
«Es absolutamente imposible mantener el equilibrio entre el trabajo y la vida privada, especialmente en el cuidado de los niños y los ancianos», dice María Álvarez, fundadora de la campaña de cuatro días a la semana.
«Esta es una tensión y una lucha que ha estado en curso durante mucho tiempo. Y esta pandemia no ha hecho más que exacerbarla».
Según Álvarez, la pandemia ha agravado la situación de las mujeres en particular, quienes generalmente soportan una carga mayor de cuidados no remunerados y trabajo doméstico.
«Lo que estamos viendo es que durante esta pandemia, las mujeres han abandonado el mercado con más frecuencia que los hombres y que las madres, en particular, están recibiendo la peor parte», dice Álvarez.
«Esto es un desastre para nuestras economías en todas partes, porque sabemos que el crecimiento económico que esperábamos y que podíamos esperar en el siglo XXI estaba relacionado en gran medida con la entrada de mujeres en el mercado laboral».
De hecho, señala Álvarez, el movimiento de la semana laboral de cuatro días a nivel mundial ha sido liderado por mujeres: la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, la líder de Finlandia Sanna Marin y la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, entre ellas.
El cambio de España hacia una semana laboral de 32 horas ha provocado una conversación que está resonando en todo el continente europeo, pero aún está por verse si más países seguirán con planes similares para mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada a la luz de la pandemia.