Birmanos vuelven a las calles y ONU pide al ejército que deje de “asesinarlos”

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Los birmanos volvieron a protestar el jueves en las calles del país pese al miedo y la sangrienta represión, que ha dejado al menos 54 personas muertas, según la ONU, que pidió a las fuerzas del orden que deje de “asesinar” a los manifestantes.

El ejército, que llegó al poder tras derrocar el 1 de febrero al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, “debe dejar de asesinar y de encarcelar a los manifestantes”, clamó la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet. 

“Estoy consternada también por los ataques registrados contra el personal médico de los servicios de emergencia y las ambulancias que intentan socorrer a las personas heridas”, añadió.

Las protestas continúan en el país. En Rangún, la capital económica, se formaron pequeños grupos. “Estamos unidos”, corearon los manifestantes, protegidos detrás de barricadas construidas con viejos neumáticos, ladrillos, sacos de arena, bambú y alambre de púas.

No lejos de allí, los comerciantes trataban de vender rápidamente su mercancía. “Es peligroso permanecer aquí. La policía y el ejército disparan también en las calles. Más vale regresar a casa y volver a salir de noche”, contó a la AFP un vendedor de comida.

Algunas protestas fueron dispersadas con gas lacrimógeno y se escucharon disparos, según un medio local.

Los transeúntes caminaban sobre carteles del jefe de la junta Min Aung Hlaing, pegados en el suelo, un ardid para molestar a las fuerzas del orden.