La cosecha del cereal cae entre un 20 y un 40% en España

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Foto: Cortesía

La cosecha del cereal cae entre un 20 y un 40% en España. Los campos de Castilla que enamoraron a Machado y se convirtieron en protagonistas de sus versos hace más de un siglo han visto este año marchitarse sus cosechas; que languidecen asfixiadas por las altas temperaturas y las escasas precipitaciones de los últimos meses.

No obstante, las tierras retratadas por el poeta sevillano no son las únicas donde se pierden los cultivos; pues las organizaciones del sector estiman una disminución de la colecta entre un 20 y un 40% en toda España respecto a un ejercicio estándar. 

Aunque las cifras todavía son provisionales hasta que termine la cosecha a finales de julio; la previsión es alcanzar una producción de 17,2 millones de toneladas de cereales, detalla Pedro Gallardo, vicepresidente de Asaja y responsable de estos cultivos en la asociación. «Grosso modo, comparado con el año pasado, podemos estar hablando de 7 millones menos, lo que supone una reducción del 30%», añade. Son cifras similares a las contempladas por otras organizaciones agrarias, como COAG y UPA, que advierten de la repercusión en los precios. 

La situación es especialmente grave en Castilla y León; la mayor productora de cereal de España y donde la producción puede caer más de un 50% en algunas zonas respecto a un año estándar. «En Zamora, la reducción puede alcanzar hasta el 60%», señala el responsable de grano en COAG, José Roales. Por detrás, se sitúan Castilla-La Mancha y Aragón, con unas bajadas de en torno al 21%, de acuerdo con datos de Asaja.

¿Por qué se ha producido esta situación?

A esta disminución de la cosecha no escapa ningún cereal. Cebada, trigo, guisante, girasol, maíz, triticale… Todos se han visto afectados por esta reducción; que obedece a las escasas precipitaciones de principio de año -con unos meses de enero y febrero sin apenas lluvias- y a la llegada prematura del calor. «A partir de la segunda mitad de abril, las temperaturas fueron muy altas, con golpes de calor y poca agua», señala Gallardo.

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Ante esta situación, los agricultores tienen claro el culpable. «Desde hace seis u ocho años, se están adelantado todas las cosechas, hortalizas, cereales, vino… Es por el cambio climático, que está aquí para quedarse. Las primaveras son cada vez más escasas de agua, el calor es mayor… Esto ocurre en la época más crucial para el grano y hace que no cuaje, que no desarrolle como debería hacerlo», opina Roales.

«Antes, estos calores venían cada diez o veinte años, ahora lo hacen muy a menudo. En la última década, habrá ocurrido tres o cuatro veces. En esta ocasión llegó en plena granazón, y fue tanto el calor que el cereal se secó. Ahora, al pasar, ves la espiga y parece que está normal, pero, cuando entra la cosechadora, no hay grano«, destaca el secretario de Agricultura de UPA, Nacho Senovilla. En este escenario, los agricultores temen que la situación empeore y estas malas cosechas se repitan cada vez con más frecuencia.

Para hacer frente a estos calores y evitar la pérdida de la colecta; las organizaciones agrarias están trabajando con las casas de semillas para tratar de desarrollar en campos de ensayo granos con una mejor tolerancia a las altas temperaturas. «Empezamos hace unos dos años a intentar desarrollar cereales más resistentes; porque vimos que no iba a ser algo puntual. Sin embargo, hasta dentro de cuatro o cinco años no estará listo», subraya Senovilla.

Influencia de la guerra de Ucrania y subida de precios

A agravar esta escasez de los cultivos contribuye la guerra en Ucrania; a la que España compraba anualmente una cantidad considerable de cereal para satisfacer la demanda interna al ser «un país deficitario, sobre todo en maíz y trigo»; subraya el portavoz de UPA. Estas importaciones complementaban los entre 22 y 25 millones de toneladas de grano de producción nacional]; hasta los 35 necesarios para satisfacer el consumo de animales y humanos.

Ahora, la invasión de Ucrania por parte de Rusia complica estas importaciones y obligará a España a adquirir estos alimentos a otros países; lo que resulta mucho más caro. «De allí no vamos a poder traer mucha cantidad. Llegan barcos a cuentagotas. Habrá que importarlo de Argentina, Brasil o Estados Unidos; pero los fletes no tienen nada que ver con los de hace dos años, con el encarecimiento del combustible», remarca Gallardo.

Por su parte, los agricultores han afrontado esta temporada una considerable subida de los precios en prácticamente todas las materias primas y recursos que necesitan; gasóleo, electricidad, semillas, abonos, productos fitosanitarios… En este sentido, temen que esta mala cosecha los aboque a «muchos problemas económicos», al no poder cubrir los gastos. Además, no ven solución posible más allá del fin del conflicto y solicitar la autorización de cultivar los barbechos el próximo año.

Estas complicaciones se van a trasladar también al bolsillo de los ciudadanos, de acuerdo con los agricultores. «Lo vamos a ver en la inflación. El cereal es básico para toda la alimentación. Si se tiene que pagar mucho más para traerlo; todos los productos animales van a resultar mucho más caros. Si producir un kilo de carne, un huevo o un litro de leche cuesta el doble; tendrá que repercutir al consumidor«, resalta el secretario de Agricultura de UPA.

«Los alimentos baratos se han acabado. Si esto sigue así, llegará el momento, no tardando mucho, de que alguien no pueda comprar la barra de pan, la leche o la naranja. Puede parecer demagógico, pero es así. Los stocks a nivel mundial nos los podemos comer en un año», lamenta Roales. Este incremento se sumaría a las subidas que la ciudadanía ya está soportando.

Con información de 20 minutos  

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