Un comunicado emitido por el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos a propósito de la cercanía del huracán Laura, alertó que «las condiciones se deteriorarán rápidamente a lo largo de la costa en unas pocas horas» y el evento generará «marejadas ciclónicas catastróficas, vientos extremos e inundaciones repentinas a lo largo de la costa noroeste del Golfo de México.
Tras abandonar el archipiélago cubano en la noche del lunes pasado, el huracán Laura alcanzó la categoría 4 de la escala de Saffir-Simpson, con vientos superiores a los 210 kilómetros por hora.
Según el aviso emitido por el NHC, el centro de Laura se ubicaba a las 13H00 hora local a 320 kilómetros al sur-sureste de Lake Charles (Louisiana) y se movía al noreste a una velocidad de 26 kilómetros por hora. Un avión de reconocimiento había medido en su centro una presión mínima de 952 hectopascales.
Tras tocar tierra en horas de la noche, se pronostica que Laura se mueva sobre Louisiana, Arkansas, y Tennessee-Kentucky. De acuerdo con estimados, en zonas bajas costeras el agua podría penetrar hasta 30 millas (unos 48 kilómetros) tierra adentro desde la línea costera.
Ante la magnitud del peligro, los expertos del NHC enfatizaron que «es necesario que estén terminados los preparativos para proteger las vidas y propiedades».
Al respecto, el presidente, Donald Trump, advirtió a través de la red social Twitter que se trata de un huracán «muy peligroso y se intensifica rápidamente». Por su parte, el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, advirtió que «si le han dicho que evacúe, hágalo ahora».
Según diversos medios, se ha ordenado la evacuación obligatoria o voluntaria a más de 1,5 millones de personas en Texas y Luisiana.
El huracán también ha puesto en peligro la industria petrolera, en especial los centros de Lake Charles en Luisiana y de Beaumont y Port Arthur en Texas.