Atlético y Chelsea miden fuerzas en territorio neutral por la Champions League

0
714

Ya de por sí el rival en los octavos de final de la Liga de Campeones, el Chelsea, es exigente para el Atlético de Madrid, que compite este martes contra él y las circunstancias en Bucarest, lejos de su territorio, mermado por las bajas, en duda por los resultados y enfrentado con la adversidad.

Si hay un momento que probablemente no habría elegido el equipo rojiblanco para ponerse delante de nuevo de su anhelo más fuerte, la ‘Champions’, sería éste, sobre todo porque lo dirige a jugar fuera de su fortaleza del Wanda Metropolitano, donde perdió con el Levante el sábado, sí, pero donde acumulaba 447 días invicto hasta entonces.

La pandemia y las consiguientes restricciones para la llegada de ciudadanos procedentes del Reino Unido a España para contener la propagación de la cepa británica de la Covid-19, prorrogadas hasta el 2 de marzo, le privan de su refugio, su lugar más confortable, donde ha batido al Liverpool (1-0), el pasado curso, o al Juventus (2-0), hace dos, en sus dos precedentes en esta misma ronda.

Es una desventaja, porque ahí sólo ha caído en seis de sus 91 encuentros oficiales, por mucho que el Chelsea haya sido uno de los vencedores en ese campo (1-2 en 2017-18, en el primer duelo de Champions en ese recinto), porque ha marcado 157 goles, porque terminó imbatido en 55 encuentros y sobre todo porque el partido se vuelta se jugará en Stamford Bridge, el campo del conjunto ‘blue’.

El de ida es en el estadio Nacional de Bucarest, que, por muchos buenos recuerdos que genere en el Atlético, porque allí logró el primero de los siete títulos de la era Diego Simeone, la Liga Europa 2011-12 con un tremendo Radamel Falcao ante el Athletic Club (3-0), y por mucho que sea cual sea el sitio se juegue sin público, no es lo mismo para el conjunto rojiblanco que el Wanda Metropolitano.

Tampoco por el viaje, las tres horas y media que cubrió el domingo el equipo rojiblanco, apenas 24 horas después de la finalización de su derrota frente al Levante (0-2), que se suma a las dudas deportivas que rodean ahora al Atlético, que ya no es tan incontestable ni tan desbordante ni, sobre todo, tan contundente en las áreas como demostró hasta hace apenas unas semanas.

Ni en la suya -ha recibido doce goles en sus diez partidos de 2021, de los que sólo sostuvo su portería a cero en uno, y encajó primero el gol rival en cinco de los seis duelos más recientes-; ni en la contraria, con un solo gol en sus últimos 42 remates a portería en el doble duelo jugado contra el Levante y con tres partidos consecutivos sin marcar de Luis Suárez, su goleador.

Esos datos describen su momento actual. También las bajas. Tuvo seis el pasado sábado ante el Levante y tendrá cinco este martes contra el Chelsea en Bucarest que limitan las posibilidades de Simeone, sobre todo en el lateral derecho, donde no están ni Kieran Trippier, sancionado, ni Sime Vrsaljko, con molestias, ni la alternativa a ambos, Yannick Carrasco, lesionado.

Y tienen una influencia capital en el Atlético, sobre todo porque Simeone ha reubicado ahí a Marcos Llorente, un recurso indudable en cualquier parte del terreno, también en el carril derecho, pero sin todo el esplendor de la llegada, el desborde, los goles -nueve ya esta campaña-, las asistencias -ocho- y el protagonismo que tiene más arriba; en el interior derecho, en el extremo o en la delantera.

En ese panorama (también son baja Héctor Herrera, por quinto duelo seguido por la Covid-19, y José María Giménez, lesionado), Llorente apunta de nuevo al lateral en el esquema de Simeone, en el que se prevé a Jan Oblak, Stefan Savic, Felipe Monteiro, Mario Hermoso, Saúl Ñíguez, Koke Resurrección, Geoffrey Kondogbia, Thomas Lemar, Joao Félix y Luis Suárez, ya sea en un 5-3-2 o en un 4-4-2.

Enfrente, el cambio Lampard-Tuchel ha salido bien al Chelsea, que no conoce la derrota bajo el mando del alemán. El equipo ha pasado de ser noveno a pelear seriamente por las posiciones de Liga de Campeones y en los siete partidos en los que ha estado Tuchel en el banquillo el Chelsea ha ganado cinco y empatado dos.

El cambio de dibujo, del 4-3-3 al 5-2-1-2 ha dado solidez defensiva a un equipo que ha encajado solo dos goles en esta nueva etapa, pero al que, eso sí, le falta gol. «No hemos metido todos los goles que deberíamos para las oportunidades que hemos tenido», aseguró Azpilicueta.

Y es que la figura del ‘9’ es la que crea más dudas a Tuchel, que lo ha probado todo. Tanto Tammy Abraham, el delantero más prolífico esta temporada, como Olivier Giroud han entrado en el campo de pruebas del Chelsea. Incluso el técnico germano ha tanteado la opción de que Timo Werner juegue en punta, pero el ex del Leipzig se encuentra más cómodo tirado a la izquierda y desde ahí rompió su sequía goleadora contra el Newcastle hace dos jornadas.

El alemán es un fijo en los esquemas de Tuchel y es que sobre él debe orbitar este Chelsea de futuro. Dado su estado de forma, lo normal es que esté acompañado por Abraham arriba y por Mason Mount en el otro costado, aunque Tuchel cuenta con calidad de sobra con Kai Havertz, aún sin explotar, Christian Pulisic, siempre tocado físicamente, y Hakim Ziyech, que no acaba de asentarse, pero que sabe lo que es hacerlo muy bien en Champions.

El doble pivote será intocable y N’golo Kanté y Mateo Kovacic dirigirán al equipo desde ahí, mientras que la línea de tres centrales la compondrán Azpilicueta, Antonio Rudiger y Kurt Zouma, siendo estos dos últimos los puntos más fáciles de atacar para el Atlético.

En los laterales tendrá dudas Tuchel, entre elegir la experiencia de Marcos Alonso y su versatilidad en ataque o al defensa de los 50 millones Ben Chilwell. En el derecho estará más claro con Reece James y en portería no faltará Edouard Mendy, el número uno de Tuchel.