Nueve años. Es el tiempo que llevan esperando las 443 familias cooperativistas que compraron a Metro de Madrid el solar en el que se situaban antes las cocheras de Cuatro Caminos. Después de tanto tiempo, parece que están cada vez más cerca de ver la luz al final del túnel. Y es que la comisión de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, encabezada por Borja Carabante, ha aprobado de manera definitiva la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que afecta a esta zona.
No obstante, todavía falta un paso: el Pleno municipal del 28 de septiembre. Es allí donde recibirá el visto bueno final.
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Este es el último intento que el Ayuntamiento de Madrid ha llevado a cabo para desbloquear el proyecto residencial que había allí proyectado. Llega después de que la modificación que trató de poner en marcha el equipo Gobierno de Ana Botella fuese declarado como nulo por el Tribunal Supremo. Los motivos fueron tres: insuficiencia de los documentos ambientales, inadecuación del informe de sostenibilidad ambiental a la normativa ambiental estatal y la inexistencia del informe de sostenibilidad económica.
Uno de los motivos para desbloquearlo fue la inexistencia de sostenibilidad económica
Tras esta decisión de los tribunales, el Consistorio comenzó a trabajar en una nueva modificación, que fue aprobado en julio de 2022 en Junta de Gobierno. Esta continúa basada en la de la exalcaldesa, aunque con algunos ajustes y subsanando las deficiencias de la documentación que señalaban las sentencias.
Una vez aprobado en el Pleno municipal, solo quedará que la maquinaria comience a trabajar. Supondrá una transformación completa del entorno, al eliminar en superficie las cocheras de Metro y construir amplias zonas verdes, además de los inmuebles que darán cobijo a las 443 familias que llevan esperando años el desbloqueo del proyecto.
Viviendas, oficinas, equipamientos, zonas verdes…
El ámbito que se verá afectado por la modificación del Plan General de Ordenación Urbana es de 43.250 metros cuadrados, que se encuentra dividido en dos zonas. La primera, donde antes se encontraban las instalaciones y cocheras de Metro, será el espacio donde se levantarán los edificios. La segunda se corresponde con las dos porciones de manzanas residenciales consolidadas y al tramo de la calle de Esquilache.
Los nuevos usos residenciales y terciarios estarán ordenados en torno a una gran zona verde central. La zona del subsuelo se destinará tanto para uso dotacional de transporte ferroviario como para el mantenimiento de las cocheras de Metro.
Del total de las viviendas, el 10% se destinará a pisos sujetos a algún tipo de protección. Esto se traduce en que de las seis parcelas de uso residencial, cinco serán de vivienda libre y una protegida. Habrá otras dos parcelas en las que se ubicarán oficinas y una tercera para la administración pública.
Además, está previsto que se lleven a cabo mejoras en el entorno con una estructura que permitirá conectar el ámbito con la trama urbana. Lo harán a través de tres actuaciones: se completará la calle de Esquilache para conectar la calle de Ramiro II con la avenida de la Reina Victoria; se abrirá un viario público de conexión entre la calle de Bravo Murillo, de Esquilache y la avenida de Pablo Iglesias, y se prolongará la calle de Virgen de Nieva para conectar Bravo Murillo con Esquilache.
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