Los centros dispensadores de salud: Asodiam, Canaobre, Cruz
Roja, Anticanceroso y Los Samanes, también fueron apoyados por
sus Fundaciones
La sensibilidad social no se compra en la botica, así decían las abuelas, hay hechos que nos marcan pauta para ejecutar algunas cosas en la vida; no todo es casualidad, sino causalidad, como dicen los que manejan las herramientas de crecimiento personal.
Para nadie, en Maracay, es un secreto, que el padre del Centro Docente Cardiológico Maracay tiene nombre y apellido: Tulio Capriles Hernández, él fue, el que se empeñó, en que la ciudad debía contar con un centro especializado para el estudio y tratamiento del corazón; eso, no tiene discusión, porque este gran maracayero, aparte de lo que amaba a la ciudad que lo vió nacer, era sensible al dolor ajeno, siempre buscaba apoyar y ayudar al desvalido.
El ingeniero Tulio Capriles Hernández, tenía muchas oficinas, pero regularmente se le encontraba en la de Maveca, en la calle Cajigal de Maracay, sentado detrás del escritorio de caoba que había sido utilizado por sus ancestros.
En una de las gavetas de ese imponente escritorio, guardaba como una verdadera reliquia, el electrocardiograma y el informe médico sobre el cateterismo que le habían practicado a su papá en Houston.
Contaba el finado, que a finales de la década de los 60 principios de los 70, Don Tulio, su padre, comenzó a presentar problemas coronarios, una vez que los galenos en la región lo examinaran lo remitieron a la ciudad de Caracas, donde le informaron que necesitaba un examen especial, que en el país no lo hacían y que de no aplicarse, le quedaban pocos meses de vida.
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Desesperado por la noticia, busco el mejor médico del mundo, que en ese momento se encontraba en Houston y allá fue con Don Tulio, quien con un simple cateterismo le salvaron. “Con ese cateterismo le pude brindar a mi papá 13 años más de vida”, y desde el día que me lo salvaron en Houston, pensé que Maracay debía tener un centro especializado cardiovascular.
La idea me estuvo rondando siempre, hasta que papá tuvo otra afección cardíaca y en una clínica de Caracas falleció, siendo aún joven y con muchos deseos de vivir, porque
siempre fue un hombre alegre.”
Cardiológico de Maracay: Sensibilidad de un empresario
Es así como comienza la historia del centro Docente Cardiológico de Maracay, el cual el ingeniero Capriles Hernández se ocupó de solicitarle a las autoridades gubernamentales el terreno para poder levantar la obra, supervisó directamente el diseño, atendiendo a las especificaciones de la Organización Mundial de la Salud, para luego ejecutar la construcción de la obra.
Una vez dotado el centro, con equipos de última generación, este comenzó a
funcionar donde los beneficios eran muchos, especialmente para la población de
menos recursos.
El centro no solo funcionaba para consultas de rutina, sino que contaba con área de emergencias, hospitalizaciones, intervenciones y aplicaban tratamientos no invasivos, como el cateterismo. Igualmente especialistas dictaron charlas y talleres a todos los trabajadores, en materia de atención al paciente, destacando que el que iba al centro, buscaba solución a su problema de salud, por lo que la sonrisa y el buen trato, debían estar presente desde el portero hasta el Director.
El centro tenía como filosofía, partiendo de las experiencias de Brasil, Francia y
Alemania, hacer un estudio integral del paciente, todo el que iba por chequeo anual, debía practicarse exámenes de laboratorio, electrocardiograma, ecocardiograma, las pruebas de fuerza y la colocación de 2 holters para poder mapear el funcionamiento del corazón las 24 horas del día, entre otros.
Comenzaron a incorporarse médicos con estudios especializados
A este centro asistencial comenzaron a incorporarse médicos que habían cursados estudios de especialización en Hemodinamia en prestigiosas universidades de Brasil, Francia y Alemania.
El Cardiológico contaba con un Hipertensiólogo, subespecialidad que se cursaba, para la época, solo en el Hospital Universitario de Caracas, supervisado por la Universidad Central de Venezuela.
Este centro tenía también un Cardiólogo Infantil, en fin, contaba con un grupo de selectos profesionales, que daban a diario lo mejor de sí, para prevenir, mejorar y curar las afecciones cardiacas, a la par que un grupo de médicos generales, hacían su postgrado en cardiología, el cual era avalado por la Universidad de Carabobo.
Era pues también un centro para que los jóvenes galenos, pudieran formarse en esta delicada área de la medicina.
El ingeniero Tulio Capriles Henández, con su sensibilidad manifiesta, crea una Fundación Cardiológico de Maracay, con el que apoya el funcionamiento de este centro docente-asistencial, y a través de ella financian los equipos de nueva generación, que salían al mercado para obtener un mejor diagnóstico para la aplicación de un tratamiento efectivo a la enfermedad; a la par que a través de las trabajadoras sociales, se le exonera del pago a las personas de muy pocos recursos, tanto de las consultas, como de los exámenes, terapias, y hospitalización.
Vale destacar que los médicos también estaban muy satisfechos y ganados a apoyar el centro asistencial, ellos eran muy solidarios, porque lo que el paciente cancelaba por su consulta, solo recibían el 50%,, el resto quedaba para el funcionamiento del centro.
Luego de lo ocurrido con su padre, el ingeniero Tulio Capriles Hernández ayudó no solo a los aragüeños, sino a la gente del todo el país a alargar sus vidas, con efectivos tratamientos del corazón, porque por la calidad de los médicos, el servicio integral prestado y por lo solidario de los precios, a este centro iban pacientes de todo el país.
Muchos centros de salud contaron con el apoyo de los Capriles
Es indudable el amor del ingeniero Tulio Capriles Hernández tenía por Maracay, él siempre soñó que se convirtiera en una ciudad del primer mundo, donde todo funcionara y donde la educación y la salud estuvieran al alcance de la mano de todos, él no dudó nunca, en apoyar a estas instituciones.
En materia de salud, además del Cardiológico, apoyo a muchos otros centros, como lo fue a la Asociación de Diagnostico de Medicina (ASODIAM), no solo en la ampliación de sus instalaciones, que funcionan en un ala del Hospital Central de Maracay, sino con el financiamiento muchos equipos de última generación, tal como el Tomógrafo Axial Computarizado, con el que los especialistas realizaban todas las imágenes del cuerpo, siendo sus precios los más bajos del mercado y donde la exoneración también era aplicada a las personas de menores recursos.
Con el Hospital Anticanceroso, también su mano se hizo sentir, al ampliar sus instalaciones ubicadas al norte de la ciudad, y haberles financiado varios equipos para el tratamiento del cáncer, en todos sus niveles y modalidades.
La Cruz Roja de Venezuela, también recibió su apoyo, al remodelar la parte interior de la vieja casona ubicada en la calle Mariño, donde pudieron con ello diversificar las consultas y atender todas las especialidades, poner en funcionamiento los quirófanos que llevaban años cerrados, y además brindarle al usuario una atención completa, a precios muy, pero muy solidarios.
Igual suerte tuvieron el Hospital Los Samanes y el Centro Canaobre, que siempre contaron con su mano amiga, les tendió la mano no solo en materia de infraestructura sino en equipos.
También se debe recordar, que médicos jóvenes, muchos de ellos sin mayores recursos pero con muchos deseos de prestar un buen servicio y salir adelante, tienen un consultorio en el Centro Médico Cagua y pudieron salir adelante, gracias al financiamiento de los equipos que les hizo este benefactor de la salud.
Con información: NOTA DE PRENSA | Foto: Nota de prensa
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