El rey de Melbourne vuelve a la final del Open de Australia tras apagar la luz de Paul en 3 sets (7-5, 6-1 y 6-2), será la décima que Djokovic juega. Que de las nueve anteriores, no ha perdido ninguna.
Una estadística que sirve de advertencia para su rival este domingo, Stéfanos Tsitsipas. El griego solo ha disputado una final de Grand Slam, la de Roland Garros en 2021 en la que cayó, precisamente, ante el serbio.
Para conseguir ese billete al partido decisivo -ese que lleva un año esperando- primero tuvo que superar al norteamericano. Que llegaba al choque en su mejor momento y con la motivación extra de ser el primer tenista de Estados Unidos en alcanzar las semifinales del primer Grand Slam de la temporada desde 2009.
Todo eso pareció evaporarse cuando miró al otro lado de la pista y vio a Novak Djokovic. La leyenda viva del serbio casi intimidó a Paul, que entró al partido como no lo había hecho antes en este Open de Australia. Concedió dos roturas de servicio y llegó a estar 5-1 abajo en el primer set.
Los nervios de su primera semifinal en un grande le jugaron una mala pasada. Nada le salía. Muchas de sus bolas acabaron en la red y sumaron puntos al casillero del tenista con más títulos en el país oceánico. Y cuando parecía que recuperaba confianza, su golpe acababa fuera. Un despropósito.
Sólo pareció tener oportunidad de disputarle el partido a Djokovic en los primeros compases del primer set. Justo después de que el balcánico le recriminase al juez de silla que accionara el tiempo para el saque demasiado pronto mientras iba a por la toalla.
Ahí empezó un meteórico ascenso que le permitió empatarle la manga al exnúmero 1, recuperando su mejor juego y amenazando con colarse en la final. Pero fue tan solo un espejismo, pues el serbio se puso serio en el momento decisivo. Juego en blanco y break del norteamericano para apuntarse el primer set.
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Ese brillante final de Paul encendió un halo de esperanza de que las cosas pudieran ser diferentes en los siguientes sets, pero nada más lejos de la realidad. Volvió a arrancar mal la segunda manga, le rompieron el servicio y sólo consiguió ganar un juego de los siete que se disputaron.
Es muy complicado frenar a alguien que tiene claro cuál es su destino. Djokovic sabía que el suyo pasaba por una nueva final en Australia y nadie podría alejarle de ese sueño -sólo ha perdido un set en todo el torneo-. Así, la última manga fue un calco de las dos anteriores y el serbio celebró lo que, para él, le correspondía por derecho: una plaza en la final.
Sobre la pista, además, se acordó de su rival de este domingo y le mandó un recadito. «Mis recuerdos son positivos de la final de Roland Garros ante Tsitsipas, porque la gané remontando un 2-0«. Además, Nole ha ganado al griego en 10 de las 12 ocasiones en las que se han medido. Y habrá que esperar para saber si consigue sumar su décimo Open de Australia y ampliar la ventaja. O por el contrario el heleno tumba por fin a su bestia negra para ascender hasta el número 1 del mundo con su primer Grand Slam bajo el brazo.
Con información de 20 minutos
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