En los últimos años, orinar en la vía pública se ha convertido en una de las sanciones más comunes en la capital, que está penada con una multa de entre 100 y 700 euros.
Cada vez son más quienes prefieren hacer servicios para la comunidad en vez de hacer frente a la sanción económica. En concreto el 66% de los madrileños prefieren canjear la multa por tareas de limpieza.
A todos ellos se les ofrece trabajar cuatro horas por cada 100 euros de sanción. A este grupo se suman quienes hayan sido pillados sin recoger los excrementos de sus mascotas, pintando grafitis, tirando residuos a la vía pública, abandonando muebles, cambiando el aceite del coche en plena calle o reciclando de forma inadecuada.
Como alternativa a pagar las sanciones, los infractores barren las calles, vacían papeleras y quitan pegatinas o carteles. En los últimos 14 meses, lo han cumplido alrededor de 925 personas.