El Rey dio un mensaje navideño muy emotivo por la pandemia pero sin las referencias a su padre

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El rey Felipe VI ha dirigido el tradicional mensaje de Nochebuena a los españoles desde su residencia oficial, el Palacio de la Zarzuela, en un esperadísimo discurso por el «muy duro y difícil» año 2020 que hemos pasado. «Ni el virus ni la crisis económica nos va a doblegar», dijo sobre la pandemia.

El monarca comenzó su mensaje acordándose de la pandemia, en especial recalcando que muchas familias ni siquiera han podido reunirse esta noche para cenar juntos debido a las restricciones y las recomendaciones sanitarias. Además, se acordó de los fallecidos, los enfermos, los que han perdido su trabajo o las empresas que han cerrado, incidiendo mucho en el daño económico que el coronavirus ha provocado en España.

supuesto también destacó los «retos sanitarios y sociales» que tendremos que afrontar en 2021 pese a la llegada de las primeras soluciones de la ciencia para hacer frente a la covid. «Superar los enormes retos que tenemos constituye un gran objetivo nacional que a todos nos debe de unir; que, como ciudadanos, nos compromete y nos obliga a todos; con nosotros mismos, con los demás y con nuestro país», explicó.

Sobre el asunto más esperado, el comportamiento de su padre, don Juan Carlos I, recalcó que ya en 2014 durante su coronación se comprometió a defender los «valores morales» asociados a la Corona y la Jefatura del Estado. Sin embargo, no hubo una referencia explícita a los problemas financieros de su antecesor, salvo una frase con referencias muy indirectas: «Junto a nuestros principios democráticos y el cumplimiento de las leyes necesitamos también preservar los valores éticos que están en las raíces de nuestra sociedad».

También sostuvo que «en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, incluso de las personales o familiares», otra pequeña alusión a que los miembros de la Familia Real también deben ser pulcros y cumplir con la legalidad, como el resto de los ciudadanos.