Argentina, un país conmocionado y en luto, despidió con un velatorio multitudinario y muy conflictivo a Diego Armando Maradona, una figura que trascendió lo deportivo y emocionó hasta las lágrimas a cientos de miles de personas que se acercaron a la Casa Rosada para despedirlo.
Maradona, que desde 2011 vivió y trabajó fuera de su país natal, regresó a su patria en 2019 y en septiembre asumió como entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata.
Su visita a los distintos estadios generó homenajes y masivas muestras de cariño, pero su velatorio, en la Casa Rosada y ante cientos de miles de personas en plena pandemia del coronavirus, fue la demostración cabal de que el amor de los argentinos por el ídolo popular es descomunal.
Los disturbios, el enfrentamiento y el caos de las últimas horas empañaron un día histórico para los argentinos. El velatorio tuvo que ser interrumpido y hubo detenidos y heridos de balas de goma.
Los restos de Maradona arribaron a la Casa Rosada alrededor de la una de la madrugada, escoltados por familiares y el círculo íntimo. Durante la madrugada, un grupo reducido invitado por la familia pudo despedir a Maradona en una sala de la sede del Gobierno argentino.
Sus compañeros en el Mundial de México 1986 y varios futbolistas y exfutbolistas se hicieron presentes antes del amanecer. Jorge Burruchaga, Javier Mascherano, Carlos Tevez, Gabriel Heinze y Maxi Rodríguez son solo algunas de las figuras del fútbol que participaron del velatorio privado.
También se hicieron presentes directivos del fútbol argentino, como el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, y el presidente de Boca Juniors, Jorge Amor Ameal, que fue en horas de la tarde.