La nación, como otros tantos países, enfrenta una nueva oleada de rebrotes de la Covid-19, cuya causa, a diferencia de la primera ola de marzo-abril, está relacionada con el ocio nocturno en discotecas, clubes, bares y otros lugares cerrados en los cuales no se respeta la distancia de seguridad y no se suele usar cubrebocas.
En estos momentos, según fuentes del Ministerio de Sanidad local, serían unos 500 los rebrotes activos en todo el país, con números crecientes en Cataluña, Andalucía, Aragón y la capital, Madrid, aunque en esta última los reportes son imprecisos, reconoce la propia autoridad sanitaria.
De hecho, hay una controversia abierta entre el Ministerio de Sanidad y las autoridades locales de Madrid (gobernada por el Partido Popular), en relación con las cifras diarias de nuevos contagios, naturaleza de los diagnósticos (sintomáticos o asintomáticos) y hospitalización, así como, en general, del manejo de la epidemia en la capital española.
El cruce de acusaciones entre el Gobierno central y la Comunidad Autónoma incluye la responsabilidad en la contratación de los llamados «rastreadores», personas encargadas de desentrañar la red de contagios a partir de un caso confirmado, el cual, según el Ministerio de Sanidad, es insuficiente en Madrid; cuyas autoridades se defienden con el argumento que su sistema de rastreo «está funcionando».
