Las particularidades del mercado eléctrico patrio convirtió a España en el país europeo con más inflación en marzo de entre las economías europeas.
En el primer mes de la guerra, los precios en España se alzaron un 9,8% por encima del nivel alcanzado en el mismo mes de 2021; una cifra claramente superior a la de la media de la Unión Europea (7,8%), Alemania (7,6%), Italia (6,8%) o Francia (5,1%); según los datos de Eurostat publicados este jueves. La subida de la factura de la luz es el principal elemento que diferencia las cifras españolas de nuestros vecinos europeos; pues el incremento triplica la media comunitaria.
Entre los países del club comunitario; solo Lituania (15,6%), Estonia (14,8%), República Checa (11,9%), Países Bajos (11,7%), Letonia (11,5%), Bulgaria (10,5%) y Polonia (10,2%) registraron subidas de precios mayores a la que experimentó España.
Y es que la invasión rusa de Ucrania ha agravado los problemas de inflación que sufren todos los países europeos; pero en el caso de España el impacto ha sido especialmente destacado. Aunque los combates se desarrollen a miles de kilómetros de suelo español.
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La inflación española se disparó
En comparación con el dato de febrero, la inflación interanual española se disparó 2,2 puntos porcentuales en marzo, pasando del 7,6 al 9,8%; lo que supuso la cuarta subida más pronunciada de todo el viejo continente.
El incremento registrado en España es similar al que han sentido países como Polonia o Alemania (2,1 puntos); cuyos nexos directos con los países en conflicto son mucho más directos. En Francia (0,9 puntos) o Italia (0,6) las subidas de precios han sido incomparablemente más bajas.
Que una guerra entre dos Estados con tan pocos vínculos directos con España haya afectado más a los precios españoles que a los de otros países resulta muy llamativo; pero tiene una explicación. Y tiene que ver con cómo funciona el mercado eléctrico en España.
Los componentes de la inflación que sufre España son algo diferentes a los del resto de países de su entorno. Según se puede calcular con los últimos datos publicados por Eurostat; el 42% de ese 9,8% de inflación registrado en España en marzo fue culpa de la electricidad, frente a la media europea del 28%. De hecho, en países como Francia, la energía eléctrica apenas es responsable del 14,7% del alza de precios.
En los primeros momentos de la invasión; los precios de la electricidad en los mercados mayoristas europeos se dispararon a máximos históricos, impulsados por el súbito encarecimiento del gas. En España, los precios mayoristas de la luz promediaron los 285 euros el megavatio hora (€/Mwh) lo que convirtió el pasado mes en el más caro de la historia.
En consecuencia, la factura de la luz de marzo en España se disparó hasta un 107,8% por encima en comparación con el mismo mes de 2021. Dentro de la UE, solo en Países Bajos el incremento fue mayor (181,9%). La subida registrada en España triplicó, de hecho, la media de la UE (34,7%).
Países de Europa con una situación similar
Sin embargo, lo sucedido en los mercados mayoristas de la energía españoles no fue una excepción en Europa; donde también se registraron precios máximos históricos. Si esto es así, cabe preguntarse entonces por qué los españoles pagaron mucho más en su factura que sus vecinos europeos.
La respuesta a esta pregunta está en cómo se trasladan esos precios mayoristas que pagan las eléctricas por la energía que luego distribuyen a la factura final de la luz. En este sentido, el ejemplo de Portugal es muy ilustrativo.
El vecino luso comparte mercados mayoristas de luz y gas con España. Y, sin embargo; la factura de la luz que pagaron sus habitantes el pasado marzo fue solo un 5,3% más cara que en 2021; frente al 107,8% de incremento en el caso de los españoles.
Esta abismal diferencia tiene un culpable: el mercado regulado español. En España, aproximadamente el 40% de los hogares tiene su factura de la luz contratada en el mercado regulado. Con este sistema, lo que pagan los consumidores en su factura mensual está directamente vinculado a los precios mayoristas de la energía. De tal forma que si la luz mayorista sube, automáticamente esa subida se traslada a la factura.
Sin embargo, el otro 60% de los hogares contrata el suministro en el mercado libre. En él, la norma son las tarifas planas; el consumidor paga el kilovatio/hora de energía a un precio fijo durante uno o varios años y los precios solo se revisan cuando se actualiza el contrato. Este sistema es el más común en Europa y el gran responsable de que la mayoría de vecinos europeos hayan notado menos el hachazo en su factura que los españoles.
Además, hay otro elemento que amplifica aún más el impacto que tiene la factura de la luz sobre la inflación y es la forma en que esta se mide en el IPC. En España, para calcular cuanto sube o baja el recibo de la luz de los hogares; el INE solo tiene en cuenta las facturas de la luz mercado regulado. Esto provoca que la medición de los precios de la luz sea poco realista.
Si se incluyera en el IPC también a los hogares con contratos en el mercado libre -que suelen tener tarifas planas con precios que en estos momentos son más bajos que los del mercado regulado-; las cifras de inflación de España, previsiblemente bajarían.
En concreto, CaixaBank Research estimó en un estudio publicado en enero en el que analizaba dos millones de facturas eléctricas; que el IPC promedio de 2021 podría haber cerrado en un 2,2% y no un 3,1% como verdaderamente ocurrió.
Con información de 20 minutos
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