Los países de la Unión Europea enfrentan la denominada «segunda ola» del Covid-19 en su territorio con medidas dispares, tal y como sucedió en el momento más complejo de la pandemia.
El continente europeo se convirtió en el epicentro de la pandemia de Covid-19 en marzo y abril pasados, aunque mediante la aplicación de medidas de contención y mitigación logró estabilizar la curva de contagios alrededor del mes de junio e inició una reapertura económica, ahora amenazada con los nuevos rebrotes.
Italia fue el país más castigado en los meses de marzo y abril, con un saldo de 33.000 fallecidos. No obstante, inició la reactivación de su economía en el mes de junio.
Sin embargo, en las últimas dos semanas las cifras de contagio vuelven a elevarse y el Gobierno local ha indicado, entre otras medidas, el uso obligatorio de mascarillas en público y el cierre de discotecas y locales de ocio nocturno.
Francia, país que no tuvo los índices de mortalidad de sus vecinos, también sufre los efectos de varios rebrotes que tienen epicentro en París, la capital y el sur, como resultado del ocio veraniego. Frente a ello el Gobierno de Enmanuel Macron prevé el aumento de pruebas PCR y ha obligado al uso de mascarillas en público, aunque descartó la suspensión del curso escolar.
España vuelve a ser el país europeo con peores índices en los rebrotes de esta segunda ola, con mayor incidencia en Cataluña, Madrid y Andalucía; frente a lo cual se ha desatado una controversia judicial sobre el alcance de las medidas.
Estas han incluido la prohibición de fumar en la vía pública, el cierre de bares, discotecas y prostíbulos y los confinamientos localizados. Asimismo, se descarta un nuevo estado de alarma o la suspensión del curso escolar.