FMI ‘salva’ a España de los peores efectos del corte del gas ruso

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Foto: Cortesía

El FMI ‘salva’ a España de los peores efectos del corte del gas ruso, pero su poca interconexión dañaría a países que necesiten gas licuado.

En el caso de que Rusia cortara ‘solo’ el 70% del gas que exporta a la UE. Los países europeos podrían sortear la situación reduciendo su consumo de energía, recurriendo a fuentes alternativas y, particularmente, al gas natural licuado (GNL). Que llega a Europa desde países más lejanos no mediante gasoductos como los que domina Rusia, sino en metaneros, hasta puertos con regasificadoras como los seis que hay en España.

Esta es una de las previsiones que hace el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre las consecuencias de un eventual corte de gas ruso -parcial y total-. Que sitúa a España entre los países menos afectados. Pero que también advierte de que su escasa interconexión por los Pirineos podría provocar un «cuello de botella» que no permitiría enviar gas natural licuado a países del centro y este de Europa que, ellos sí, podrían afrontar situaciones de desabastecimiento.

«El cuello de botella entre Francia y España restringe las cantidades de GNL que puede importarse a España y después distribuirse a Europa central». Advierte uno de los tres documentos que ha publicado este martes el FMI sobre los efectos en la UE de un eventual corte del gas ruso.

Caída de las actividades económicas

De momento, el desafío ruso en materia de energía ya ha producido una caída del 0,2% de la actividad económica en la UE durante la primera mitad del año y el FMI calcula que el PIB español sería uno de los menos afectados por un corte del gas ruso. En sus diferentes cálculos, sería una caída «modesta». Hasta el 1% del PIB, frente a la contracción del 2% en Alemania o Austria, del 3,5 en Italia o hasta el 6% del PIB de los países más afectados, Eslovaquia, República Checa y Hungría.

«La reducción de hasta un 70% del gas ruso podría gestionarse a corto plazo mediante suministros y fuentes de energía alternativas y debido a la reducción de la demanda por los altos precios». Dice el FMI, que en esta diversificación de fuentes de energía para suplir el gas ruso también tiene en cuenta el carbón y la energía nuclear. Aunque les atribuye un reducido efecto.

Recurrir al gas natural licuado podría ahorrar 50.000 millones de metros cúbicos de gas natural mientras que el retraso en el cierre del carbón ahorraría 24.000. Y «abandonar» la salida de la energía nuclear, solo 7.000. Acelerar las energías renovables y el ahorro que contempla la UE en su último plan de medidas equivaldría a un ahorro de 116.000 millones de metros cúbicos, según el FMI.

Corte total

Si Rusia corta totalmente sus exportaciones de gas a Europa, el FMI pinta un panorama peor. En ese caso, la UE debería buscar alternativa para suplir el 34,7% del gas que consume. El que viene de Rusia, que en 2021 vendió a la UE 141.800 millones de metros cúbicos de los 409.000 millones que consumió en total.

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«Crearía un shock sin precedentes en la infraestructura de gas natural europea. Incluso aunque el almacenamiento daría algún tiempo de ajuste a hogares, empresas y gobiernos. Hay una gran incertidumbre sobre los cuellos de botella, la amplitud de la respuesta política y su reflejo en los precios». Dice el FMI que  se muestra más partidario de centrar las medidas en los hogares más vulnerables. Los que no pueden asumir «los altos precios de la energía».

«La diversificación sería mucho más difícil con un corte total». Dice y advierte de que las escasas conexiones energéticas que hay entre países del centro y este Europa, pero también entre España y Francia. «Podrían reducir la habilidad de reconducir el gas dentro de Europa por las restricciones por una menor capacidad de importación o transmisión».

Gas licuado desaprovechado en España

El FMI considera que el GNL como el que puede importar España a través de sus seis puertos con regasificadora podría «amortiguar» el corte de gas ruso. De hecho, la capacidad de recibirlo es uno de los factores que entran en juego en la valoración que hace el FMI del los riesgos en cada país de la UE ante un corte total del gas ruso. Particularmente entre quienes tienen más dependencia del gas ruso. 

Como consecuencia, algunos países del centro y del este de Europa podrían tener un desabastecimiento de entre el 15 y el 40% del gas. Que necesitan por la incapacidad de países que sí pueden recibir gas natural licuado en sus puertos para reconducirlo después a otros Estados miembros. En este punto, el caso de España es especialmente grave, porque el el país de la UE con menos aprovechamiento de su potencial de recibir en sus regasificadoras el gas que se transporta en metaneros desde países lejanos.

«España, el mayor centro de recepción de GNL de la UE con más del 35% de su capacidad de importación. Solo puede importar el 10% de esta capacidad a Francia«, dice uno de los tres análisis. No es un problema solo de España, pero aquí es más acusado. Según el organismo internacional, en 2021. España solo utilizó un 27% de su capacidad de importar gas natural. Que fue de 67.000 millones de metros cúbicos, de los que «desperdició» 50.000 porque el flujo solo fue de 19.000. Es el menor porcentaje entre los 10 países de la UE con puertos con regasificadoras de GNL.

De los menos afectados

Junto con Irlanda, Portugal, Suecia y Dinamarca -y Reino Unido, ya fuera de la UE. Sitúa a España entre los países menos afectados por un corte total del gas de Rusia, porque su poca dependencia que permitirá «ajustarse a semejante disrupción». Además, estos países tiene poca capacidad para almacenar gas, de modo que lo agotaran tendría «poco impacto» en el resto de países.

En este sentido, el FMI hace una lectura muy distinta de la que hace el Gobierno español de la capacidad de las reservas de gas. Es un mensaje muy repetido que las reservas de gas natural en España están ya por encima del 70 y llegan hasta el 80% de su capacidad. Superando incluso la marca que fijó la UE para finales de junio y cerca del 90% que exige Bruselas para el 31 de octubre.

Sin embargo, los datos del FMI muestran que, como otros con capacidad para importar GNL. España es uno de los países con menos capacidad para almacenar gas. De modo que es más fácil que esté a la cabeza a la hora de llenar sus propias reservas. El FMI las sitúa al 72%. Pero España está por debajo de la media de la UE, en el 58%. Y de otros 12 países que tienen más gas acumulado aunque represente un porcentaje menor de su capacidad total de almacenamiento. 

Nivel de almacenamiento de gas en los países de la UE en comparación con su capacidad total de acumularlo.
Nivel de almacenamiento de gas en los países de la UE en comparación con su capacidad total de acumularlo.

Países con menor impacto

Por detrás de este grupo de países con menor impacto irían Francia, Holanda y Bélgica, que tienen «alguna dependencia» pero también un acceso directo al GNL que pueden importar. Filandia, Lituania, Letonia y Estonia también podrían ajustarse a un eventual corte total del gas ruso y evitar «cortes físicos». También gracias a la importación de GNL, en este caso, en plataformas flotantes.

Aunque la mitad del gas que consume Polonia viene de Rusia este país podría sortear el corte debido a su «histórico» recurso al carbón. Junto con sus importaciones de GNL de Lituania, también podría suplir el gas ruso, según el FMI, igual que Bulgaria, Rumanía, Croacia y Eslovenia, que dependen menos del gas y que tienen sus rutas alternativas por Grecia.

El grupo de países de la UE más afectados por un corte de gas ruso empieza con Alemania y Austria. «Muy dependientes» de él y que podrían acusar los «cuellos de botella» de las interconexiones. Que dejaría desabastecido alrededor del 15% de su consumo.

Italia ha reconocido que solo podrá reemplazar dos tercios del gas ruso en el próximo año y por eso está recurriendo a comprar gas a otros países. Por lo que el FMI le sitúa entre los países más afectados, con un posible desabastecimiento también del 15%.

Finalmente, la República Checa, Eslovaquia y Hungría se llevan la palma de países más afectados. Con una alta dependencia y alternativas que deberían pasar por países que también tendrían restricciones -Alemania, Italia y Austria-. «Esto limitaría sus flujos de entrada. Es probable que puedan surgir desabastecimientos significativo y que el precio para desatascar este mercado regional sería extremadamente alto», dice el FMI.

Ajustes en el consumo

En términos generales, el FMI avisa de que en un escenario de corte total habrá «escasez sustancial de gas» y «los ajustes en el consumo serán necesarios en muchas partes de Europa». Si se prolonga durante el invierno, cuando las reservas de gas podría no ser suficientes para suplir la demanda de todos los países.

Además, da por supuesto que el precio del gas seguiría creciendo en los mercados y que «un invierno particularmente frío» obligaría a una compresión de la demanda adicional de 30.000 millones de metros cúbicos. En este escenario, el FMI estima que «los políticos elegirían proteger el consumo de los hogares, de los servicios esenciales y las industrias estratégicas«. Lo que llevaría a una reducción mayor de la demanda en industrias sin esta protección.

Con información de 20 minutos 

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