Se trata de la bautizada como «banda de Grindr», un grupo de cuatro ciudadanos colombianos que se dedicaban de forma casi profesional a robar a sus víctimas tras someterles a sumisión química.
Contactaban con las víctimas por apps de citas y les sometían a sumisión química. Una también sufrió una agresión sexual.
Puede que sigan actuando porque ahora, al tener retirado el pasaporte, no pueden salir de España y no tienen medios para mantenerse aquí, por lo que la Policía sospecha que volverán a delinquir.
Su método era sencillo: uno de ellos se abría un perfil falso en aplicaciones de citas como Tinder o, la específica para público gay, Grindr, y desde allí trataba de captar a víctimas potenciales. Normalmente eran chicos de entre 22 y 37 años, también suramericanos y de un nivel adquisitivo medio-alto. Tras engatusarles para que accedieran a tener una cita presencial, ya se repartían a las víctimas y actuaban por separado.
Los agentes del grupo de Policía Judicial de la comisaría de Hortaleza recibieron la primera denuncia el 13 de febrero. Un joven aseguraba que había quedado con un tipo en su casa, en el distrito de Hortaleza, y tras ofrecerle cerveza y comenzar a beber no recordaba nada más.
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La banda y el método de la sumisión química
Al despertar vio que su supuesto amante le había desvalijado la casa: le faltaba el móvil, el ordenador, ropa, las tarjetas de crédito… Al día siguiente, los agentes recibieron una denuncia casi idéntica y que hasta coincidía la descripción física del presunto autor, además del modus operandi.
Los agentes comenzaron a investigar y, tras diversas gestiones, dieron con un grupo de colombianos que se acababa de instalar en un piso turístico de Hortaleza. «Se habían registrado con documentación falsa y detectamos que dos de ellos habían llegado a España el día 3 de febrero», explica el inspector Eduardo Díez, uno de los artífices de la operación.
Es decir, habían venido desde Colombia ex profeso para delinquir. Otro de ellos, según averiguaron los investigadores, había estado en prisión por hechos idénticos cometidos el año pasado.
Porque tras robar las tarjetas y, principalmente dispositivos electrónicos, a sus víctimas, los autores se iban a grandes almacenes a hacer uso de las tarjetas: ropa de marca, equipaciones deportivas y electrónica de alta gama eran sus principales caprichos.
Desde el día 4 de febrero, cuando cometen el primer hecho delictivo (al día siguiente de llegar de Colombia) y hasta el 20 de febrero, cuando fueron detenidos al intentar cambiar de piso franco, habrían atacado a, al menos, ocho víctimas atacadas en sus casas de Carabanchel, Moncloa, Retiro, Centro, Usera, Moncloa y Salamanca.
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La banda se habría gastado más de 15.000 euros en compras. Sin embargo, la Policía cree que habrá más víctimas que todavía no han denunciado. Una de ellas, además, declaró que también había sido víctima de una agresión sexual y se dio cuenta tras despertarse de los narcóticos que le suministró su agresor. Éste, que había escapado a Coruña, ha sido el único que ha entrado en prisión provisional.
Los otros tres habían quedado en libertad. Sin embargo, tras dejarles el juez libres, la Policía volvió a recibir nuevas denuncias y al ir a detenerles, les pillaron justo embarcando a un vuelo a Colombia. Lo más sorprendente del caso es que, a pesar del evidente riesgo de fuga de los tipos (estaban huyendo, de hecho), el juzgado decidió dejarles de nuevo en libertad. Esta vez, al menos, les ha retirado el pasaporte.
Con información de | La Razón
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