La realidad del trasplante que curó el VIH a una mujer

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La realidad del trasplante que curó el VIH a una mujer, el procedimiento está lejos de convertirse en un tratamiento.

Encontrar una cura para el SIDA, la infección que causa el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) es actualmente uno de los santos griales de la medicina. Por ello, no es raro recibir con júbilo noticias como la conocida este martes; cuando los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses anunciaron el tercer caso conocido de una paciente pluripatológica; quien logra la remisión del VIH tras recibir un trasplante de células madre.

No obstante, siempre es conveniente ser prudentes y analizar todos los detalles del caso concreto antes de alcanzar conclusiones precipitadas; a fin de evaluar correctamente la trascendencia del evento.

Descripción del caso

La paciente de este particular caso es una mujer infectada con el VIH que recibió un trasplante de células madre embrionarias procedentes de sangre del cordón umbilical como tratamiento para una leucemia mieloide aguda. 14 meses después del procedimiento, y pese al cese de la terapia antirretroviral, no mostraba niveles detectables de VIH.

El caso ha sido recogido por el estudio observacional IMPAACT P1107; que describe los resultados de 25 pacientes con VIH tras recibir trasplantes con células madre embrionarias CCR5Δ32/Δ32; para el tratamiento de comorbilidades como cáncer o trastornos de la hematopoyesis (la formación de los distintos elementos que componen la sangre). Se trata de la tercera instancia registrada en la que se produce la remisión del VIH tras el trasplante.

Circunstancias excepcionales

Tal y como explica el jefe del servicio de Hematología del Hospital 12 de Octubre, Joaquín Martínez López; estos casos tienen una serie de características clave que los hacen excepcionales.

«Es un paciente con leucemia y VIH al que se le tenía que hacer un trasplante de células hematopoyéticas (lo que antes se llamaba de médula ósea); como tratamiento de la leucemia, no del HIV«, detalla. «El trasplante se puede hacer desde varias fuentes, como la sangre periférica o la sangre del cordón umbilical», añade.

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«Hay unas personas que tienen un polimorfismo (cambio frecuente en el código genético del ADN) por el que el virus infecta a los macrófagos. Esto las hace resistentes al virus». «En este caso le han hecho un trasplante desde el cordón umbilical de una persona que tenía ese polimorfismo y era resistente al VIH»., prosigue.

Es decir, la remisión de la infección sólo ha sido posible porque se ha dado la circunstancia de que el donante tenía esta particular característica; que es poseer dos copias de la mutación delta 32 del gen CCR5 (también expresada como CCR5Δ32/Δ32).

Un procedimiento de alto riesgo

Este particular polimorfismo otorga a sus portadores una protección casi completa frente a muchas de las principales cepas del VIH; pero es muy poco frecuente. A pesar de que se estima que cerca de un 10% de la población del norte de Europa posee una única copia de la mutación; la prevalencia en el resto del mundo es mucho más baja y más aún lo son los casos que poseen las dos copias necesarias.

Esta es una de las razones por las que en principio este fenómeno no acerca un posible tratamiento, pero no es la única. Al respecto, Martínez cree que no parece probable que pueda reemplazar las terapias con antirretrovirales; que actualmente son «muy eficaces y poco tóxicas».

Y hay más motivos: «Sólo le vería sentido en casos de leucemia y VIH o enfermos que tengan un virus ultrarresistente; porque conllevaría un trasplante que tiene una cierta mortalidad».

«Para seleccionar al donante tiene que ser genéticamente compatible; y el paciente, después, recibe una quimioterapia de alta dosis que elimina sus células hematopoyéticas normales; lo que provoca una aplasia medular irreversible«, desarrolla este experto.

«A continuación se le infunden las células compatibles para que pueda regenerar la médula ósea. Mientras eso ocurre, durante una media de 15 días, tiene las defensas muy bajitas y mucho riesgo de infecciones«, prosigue.

No todo acaba ahí: «Una vez que regenera comienza otro riesgo, el de que el injerto ataque al huésped; lo que ocurre en una proporción importante de los casos: como un 20 o un 30% de los enfermos desarrolla esta complicación severa», añade.

Según resume, «es un proceso complejo con una mortalidad que no es pequeña (5-10%) y con una morbilidad también alta. Pero es el único tratamiento para algunas leucemias». Además, apostilla que estos riesgos son aún mayores para las personas infectadas por VIH.

Las terapias actuales, más seguras

Estos excepcionales casos pueden ofrecernos un conocimiento muy útil sobre muchos de los mecanismos detrás de la infección por VIH y de la inmunidad humana. Además, por supuesto, representan una gran noticia para los protagonistas y sus seres queridos.

No obstante, un examen detallado de las circunstancias que hay detrás y de cómo y porqué se ha producido este fenómeno revela que, en todo caso; abren la vía a opciones clínicas muy particularizadas para cierto perfil excepcional de pacientes. Para el resto, actualmente, las terapias con antirretrovirales ofrecen unas mejores perspectivas; a la espera de nuevos avances que nos acerquen al tan ansiado objetivo.

Con información de 20 minutos

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