Hasta ahora, el pueblo de Madarcos era un terreno prácticamente desconocido para el coronavirus, a pesar de estar situado dentro de la Comunidad de Madrid. Sus 47 habitantes vivían tranquilos en este pequeño municipio a 87 kilómetros de Madrid, pero esta semana se han confirmado cuatro positivos, que lo convierten directamente en el de mayor incidencia acumulada con 2.083 en el caso de que tuviera 100.000 habitantes.
Hay que recordar que la unidad de medida utilizada por el Ministerio de Sanidad es una incidencia acumulada (proporción de casos en una localidad en relación con el número total de habitantes durante un periodo de 14 días) de 500 casos por cada 100.000 personas. Y en este caso, en el pueblo más pequeño de la Comunidad de Madrid, aunque es un brote diminuto para una gran ciudad es muy importante en Madarcos, ya que al tener solo 47 habitantes los cuatro positivos proporcionan una incidencia elevadísima.
Estos datos han convertido a Madarcos ya en “pueblo confinado”. De hecho, uno de los casos detectados es su alcaldesa, Eva Gallego. La zona de la Sierra Norte tiene una incidencia inferior a 25, mientras que siete localidades de esta parte de Madrid se encuentran libres de COVID-19.
¿Qué medidas se han tomado en el pueblo?
Para empezar, los vecinos de Madarcos eran reacios a salir de casa, pese a no detectarse casos en su pueblo. Además, el hecho de que el centro médico más cercano se encuentre a 15 kilómetros, en Buitrago de la Lozoya, tampoco invitaba a arriesgarse.
Sin embargo, tras confirmarse los positivos del 9% de la población en el municipio, se han hecho pruebas diagnósticas todos los vecinos y todos han dado negativo, según explica a Efe Quique, uno de los vecinos. “Cualquiera que salga un poco lo puede traer”, opina sobre el origen del brote.
Según indica, en el pueblo la mayoría es gente mayor, pero también destaca que este verano ha habido más personas por “los que no se han ido a la playa”. Aunque para él, “no hay que culpabilizar a nadie”.