Manila inició este viernes y por al menos dos semanas su tercer confinamiento durante la pandemia de la covid-19, en esta ocasión para frenar la variante delta en la capital filipina.
Las autoridades piden a sus 13 millones de habitantes permanecer en todo momento en sus hogares, salvo excepciones como ir al hospital o a hacer la compra, aunque se mantendrán una serie de trabajos esenciales y se limitará la capacidad del transporte público a la mitad.
Además se imponen restricciones a los viajes interprovinciales por la medida, que también afecta a las poblaciones aledañas a la capital, la provincia de Laguna -al sur de Manila- y las ciudades de Iloilo y Cagayan de Oro.
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«Es una decisión dolorosa, pero necesaria para evitar la falta de camas (de cuidados intensivos) y otros problemas hospitalarios en el caso de que aumenten los casos con la variante delta», dijo la semana pasada el portavoz gubernamental, Harry Roque, al anunciar las restricciones.
La superpoblada Manila, epicentro de la pandemia en este país asiático, ha sufrido uno de los confinamientos más largos del mundo.
La capital estuvo bajo estricto confinamiento entre marzo y agosto de 2020, cuando se relajaron algunas medidas, y de nuevo entre el pasado marzo y abril, cuando se sobrepasaron los 15.000 nuevos infectados diarios.
EFE |
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