Un niño de dos años ha fallecido este sábado, 23 de julio, tras haber ingerido y haberse atragantado con frutos secos, en concreto anacardos. El pequeño permaneció dos días en la UCI pediátrica del Hospital Clínico de Valladolid, pero no pudo sobrevivir, según informa El Norte de Castilla.
Los hechos ocurrieron en Baltanás, Palencia, donde un equipo de emergencia trató de reanimar al niño en su domicilio. Pero finalmente fue trasladado en un helicóptero de la Junta de Castilla y León a Valladolid. «Inicialmente, pudo ser recuperado, pero había sufrido una parada cardiorrespiratoria muy prolongada y no pudo superarlo», explican fuentes sanitarias. La familia del pequeño ha donado sus órganos.
La presencia de cuerpos extraños en la vía respiratoria de un niño no es una patología frecuente, pero cuando sucede puede tener consecuencias graves, incluyendo el fallecimiento, según alerta la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). Por ello, se debe tener especial precaución con los niños entre uno y cuatro años, y, aunque con menos incidencia, con los de entre nueve y doce años.
Los cuerpos extraños ingeridos suelen ser frutos secos o semillas, así como también partes de juguetes o piedras, mientras que en el segundo pico de incidencia, entre los nueve y doce años, es más frecuente la ingesta de capuchones de bolígrafos, pilas de botón u objetos metálicos.
La mortalidad por este motivo se ha cifrado en nueve casos por cada 1.000 accidentes respiratorios por cuerpos extraños en niños. En concreto, la muerte por asfixia secundaria tras la aspiración de cuerpos extraños es la cuarta causa más común de muerte accidental en general en España y la segunda causa de muerte doméstica.
Con información de 20 Minutos
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