El Gobierno regional va a iniciar la construcción, muy cerca, de un Museo del Valle de los Neandertales, que explique cómo eran los madrileños de hace 300.000 años.
Hay un valle cerca de Lozoya donde vivieron, entre 300.000 y 40.000 años atrás, numerosos grupos de neandertales. El lugar se ha convertido en un emplazamiento de extraordinario valor científico; en el que se desarrollan campañas arqueológicas desde hace más de 20 años y que se estudia declarar Patrimonio de la Humanidad.
Los secretos que ocultaba esta zona, junto a la localidad de Pinilla del Valle, salieron a la luz casi por carambola: la construcción de un embalse abrió un camino de
servicio que rompió la roca; dejando a la vista la bautizada como Cueva del Camino. Un grupo de arqueólogos que veraneaban por la zona supieron leer aquello y comenzó un proceso que; con un gran parón de por medio y muchas dudas en algunos momentos sobre lo encontrado, nos ha traído hasta hoy; cuando ya se sabe que la zona, y especialmente el conocido como Calvero de la Higuera; fue la tierra prometida de nuestros primos neandertales.
Años de trabajo
Las excavaciones las dirige un equipo formado por Enrique Baquedano, arqueólogo y coordinador; Juan Luis Arsuaga (paleontólogo), y Alfredo Pérez-González (geólogo). Baquedano es, además, director del Museo Antropológico Regional. El proyecto que ellos lideran retomó en 2002 la investigación en este valle, que, desde entonces, no ha dejado de sorprenderles.
Todo estaba en duda en ese momento; la cronología del yacimiento –Pleistoceno Medio o Superior–, su utilidad –campamento humano o cubil de hienas– e incluso si era una cueva o un abrigo. «Ese mismo verano del año 2002 descubrimos que era un abrigo que durante el Pleistoceno Superior inicial había acogido un cubil de hienas; con todas las aportaciones propias de este carnívoro de costumbres cazadoras y carroñeras», explica Baquedano.
En el Camino incluso se encontraron dos molares de neandertal, coetáneos de las hienas. Y, además, cerca se descubrió otro yacimiento, el Abrigo de Navalmaíllo; donde vivieron grupos de neandertales y que ha llegado hasta nuestros días en magníficas condiciones de conservación.
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A partir de ahí, Pinilla no dio más que alegrías; en 2003, la Cueva de la Buena Pinta, «ocupada por neandertales y hienas, y con tres molares neandertales»; más adelante, la Cueva Des-Cubierta, donde se encuentra «el único enterramiento neandertal infantil en la Península Ibérica, y un espacio de acumulación de trofeos neandertales». Algo que convierte a la zona, conocida como el Calvero de la Higuera, en «un únicum mundial», destaca Baquedano.
Un terreno enfrente
Los yacimientos del Valle de los Neandertales son visitables desde 2007. Pero a medida que aumentaban los descubrimientos y su valor científico, se abordó la necesidad de desarrollar un proyecto más ambicioso. Así es como nació la idea de crear un Museo de los Neandertales; a modo de centro de interpretación que «explique y facilite la comprensión de los yacimientos en su integridad», reseña el director del Museo Arqueológico Regional.
Pusieron entonces manos a la obra; el Ayuntamiento de Pinilla del Valle buscó un solar junto al núcleo urbano, lo suficientemente cerca del yacimiento para que su visita resulte cómoda, pero a la vez a la distancia suficiente para que no afecte al paisaje del Calvero.
Se trata de un terreno situado frente a los yacimientos, al otro lado del embalse, que permite establecer una relación visual entre ambos. Pertenece al Canal de Isabel II y; una vez recalificado por la autoridad local, ha sido cedido al Museo Arqueológico Regional para que desarrolle allí el Museo-Centro de Interpretación e Investigación del Valle de los Neandertales.
La idea se convierte así en realidad; el martes 2 de noviembre, la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso tiene previsto colocar la primera piedra del futuro museo; que cuenta con un presupuesto de 1.712.174,81 euros, de los que la parte del león se invertirán el próximo año.
Se tratará de un edificio de dos cuerpos, con una superficie construida total de 1.086 metros cuadrados; según el proyecto redactado por los arquitectos Eduardo Gómez e Ignacio Gías. Cada cuerpo tiene dos plantas, incluyendo un ‘hall’ de entrada y acceso, un almacén de materiales de excavación, un laboratorio de limpieza, catalogación y restauración, ocho despachos de investigación y un archivo.
Proyecto museográfico
Uno de los cuerpos estará dedicado en exclusiva a sala de proyecciones y de exposiciones; además, contará con una terraza-mirador hacia los yacimientos. Desde allí, una vez asimilada la información sobre quiénes eran y cómo vivieron nuestros antepasados neandertales; será más fácil imaginarlos.
En la actualidad, se trabaja en el proyecto museográfico, que mostrará originales y réplicas representativas de los fósiles rescatados en la zona; tanto de la fauna como de los propios neandertales.
Pero además, al tratarse de una exposición participativa, contendrá herramientas divulgativas e interactivas, y escenografías que incluyen teatros virtuales.
Está previsto que se instalen dos maquetas de grandes dimensiones, así como proyecciones de vídeos e infografías que introduzcan al visitante en la realidad de la vida neandertal que los descubrimientos en Pinilla del Valle permiten deducir; tanto en lo que se refiere a sus actividades económicas como a las de subsistencia.
También se aportará información sobre las capacidades simbólicas hasta ahora desconocidas en esta especie, prima-hermana de la nuestra. La ‘sala de trofeos’ localizada en los yacimientos aporta información sobre este último extremo, del que se ignoraba prácticamente todo.
Baquedano está convencido de que «este Museo y Centro de Interpretación tendrá un gran éxito de público y contribuirá al incremento del saber sobre la evolución humana»; al tiempo que incentivará la economía y el turismo en la comarca.
Con información de ABC
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