El presidente de Turquía se muestra «molesto» y asegura que quiere hablar sobre este asunto con el secretario general de la ONU, António Guterres.
El presidente de Turquía, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, se ha quejado de que la sede de la ONU en Nueva York esté decorada con «los colores LGBT», en referencia a la ruleta de colores que representa a los objetivos de desarrollo sostenible y que han adornado esta semana el edificio.
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«Cuando entras en la Asamblea General de las Naciones Unidas ves los colores LGBT en los escalones y en algunas otras zonas», declaró el jefe del Estado a los medios turcos, tras su participación en ese foro en la sede de la ONU en Nueva York.
La sala de plenos de Naciones Unidas ha estado decorada con los colores brillantes que promueven los objetivos de desarrollo sostenible, y que Erdogan ha vinculado con la bandera arcoíris que simboliza el movimiento por los derechos del colectivo LGBT.
Erdogan dijo que le gustaría hablar con el secretario general de la ONU, António Guterres, sobre la presencia de esos colores, asegurando que hay líderes que «se sienten molestos» por esa decoración.
«Ahora mismo, algunos líderes están a favor de los LGBT y otros están en contra de los LGBT… Tienen tanto derecho en esas escaleras (de acceso a la ONU) como los que están en contra de los LGBT. Porque se trata de una cuestión humanitaria y es importante saber que hay gente que se siente molesta», argumentó Erdogan, cuyo discurso contra los homosexuales se ha ido endureciendo los últimos años.
De hecho, el presidente aseguró que «hay intentos de debilitar a la familia a través de movimientos perversos para hacer colapsar a la sociedad». «En nuestro país, nunca hemos permitido los intentos de estos movimientos desviados dirigidos contra nuestra estructura familiar y nuestra juventud, y nunca los permitiremos en el futuro», prometió, en declaraciones que recogen hoy los medios locales.
La alianza electoral con la que Erdogan y su partido, el islamista AKP, ganaron las elecciones presidenciales y parlamentarias del pasado mayo, tenía en su programa electoral la clausura de las organizaciones LGBTI y garantizar en la Constitución la protección de la «institución familiar».
La homosexualidad es legal en Turquía desde 1858, y entre 2003 y 2014 se celebró cada año una Marcha del Orgullo gay en Estambul, prohibida al girar Erdogan hacia posiciones cada vez más islamistas.
Con información | EL MUNDO
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