Así fue el último adiós del duque de Edimburgo

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El duque de Edimburgo recibió el último adiós este sábado en la Capilla de San Jorge en Windsor en una celebración especial de 30 invitados y un pequeño coro para conmemorar la vida y el legado del esposo de la reina Isabel II.

Fue un acto sobrio, de escala reducida a causa de la pandemia, sin sermón ni discursos de familiares o allegados -pues solo hablaron el deán de Windsor y el arzobispo de Canterbury- y con curiosos detalles cuidadosamente diseñados en vida por el propio príncipe Felipe.

Entre algunos toques personalizados de este evento histórico, precedido por un cortejo fúnebre con fuerte presencia de las Fuerzas Armadas británicas, figuró un altar de nueve cojines decorado con insignias muy significativas para el difunto.

Entre ellas, medallas y condecoraciones que le fueron asignadas por el Reino Unido y países de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), junto con la insignia alada de la Real Fuerza Aérea (RAF) o las insignias de Dinamarca y Grecia -Orden del Elefante y Orden del Redentor respectivamente-, en un guiño a su infancia como príncipe de Grecia y Dinamarca.

El vehículo híbrido en el que se trasladó el ataúd del príncipe Felipe, un todoterreno Land Rover verde diseñado por él mismo, inició la procesión flanqueado por nueve representantes de diferentes regimientos militares, con los que el esposo de la monarca estuvo vinculado, y seguido por sus cuatro hijos, Carlos, Eduardo, Ana y Andrés.

La soberana se desplazó en su propio automóvil, un Bentley, junto con una dama de compañía, hacia el templo de estilo gótico.

En la ceremonia, basada en lecturas bíblicas y cantos religiosos, el duque fue descrito como un hombre «amable, con sentido del humor y humano», por el deán de Windsor, David Conner, el único que tomó la palabra junto al arzobispo de Canterbury, Justin Welby.

«Nos ha inspirado su lealtad inquebrantable a nuestra reina, su servicio a la nación y a la Commonwealth, su coraje, fortaleza y fe. Nuestras vidas se han enriquecido a través de los desafíos que nos presentó, el coraje que nos dio, su amabilidad, humor y humanidad», dijo Conner en casi la única referencia personal en el funeral al difunto, por expreso deseo suyo.

Efectivos del Primer Batallón de la Guardia de Granaderos de la Compañía de la Reina desplazaron el féretro del duque -recubierto con su espada, su capa naval y un tributo floral- desde el templo privado familiar hasta un salón del castillo de Windsor, a las afueras de Londres.

Con información de EFE | MadridNews24

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