La repetición tiene una extraña relación con la mente.
Tomemos como ejemplo el déjà vu, cuando creemos erróneamente que ya hemos experimentado una situación nueva en el pasado, que suele dejarnos una rara sensación.
Pero sabemos que el déjà vu es en realidad una ventana al funcionamiento de nuestro sistema de memoria.
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Nuestra investigación concluyó que el fenómeno surge cuando la parte del cerebro que detecta la familiaridad se desincroniza con la realidad.
El déjà vu es la señal que alerta sobre esta rareza: para el sistema de memoria es como una especie de “verificación de hechos”.
Pero la repetición puede provocar algo aún más extraño e inusual.
Lo opuesto al déjà vu es el “jamais vu”, cuando algo que sabes que te resulta familiar te parece irreal o novedoso de alguna manera.
En nuestra reciente investigación, que acaba de ganar un premio Ig Nobel de literatura, investigamos el mecanismo detrás de este fenómeno.
Los detonantes
El jamais vu puede implicar mirar una cara conocida y de repente encontrarla desconocida o inusual.
A los músicos les pasa por un momento: pueden perderse en un pasaje musical que les es muy familiar.
Es posible que hayas tenido un jamais vu en un lugar conocido en el que te sentiste desorientado o comenzaste a verlo con “ojos nuevos”.
En la vida diaria, puede ser provocado tras realizar una actividad repetitiva o mantener la mirada fija, pero no siempre.
Uno de los autores de este artículo, Akira, ha tenido problemas conduciendo por la autopista, lo que le ha obligado a detenerse a un lado de la vía para “reiniciar” su falta de familiaridad con los pedales y el volante.
Afortunadamente, en la naturaleza, es raro.
La repetición causa confusión
No sabemos mucho sobre el jamais vu. Pero supusimos que sería bastante fácil de inducir en el laboratorio.
Si simplemente le pides a alguien que repita algo una y otra vez, a menudo se dará cuenta de que pierde sentido y resulta confuso.
Éste fue el diseño básico de nuestros experimentos sobre el jamais vu.
En un primer experimento, 94 estudiantes universitarios dedicaron su tiempo a escribir repetidamente la misma palabra.
Lo hicieron con doce palabras diferentes que iban desde las más comunes, como door (puerta), hasta las menos comunes, como sward (césped).
Les pedimos a los participantes que escribieran las palabras lo más rápido posible, pero les dijimos que podían detenerse por razones como sentirse raros, aburridos o porque les dolía la mano.
Detenerse tras sentir una sensación extraña fue la opción más elegida. Alrededor del 70% se detuvo al menos una vez por sentir algo que definimos como jamais vu.
Esto generalmente ocurría después de aproximadamente un minuto (33 repeticiones) y, por lo general, con palabras familiares.
Con información | BBC NEWS
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