El terremoto que este viernes sacudió las costas del mar Egeo ha dejado al menos 22 muertos, en la isla griega de Samos y en la provincia turca de Esmirna, donde se han derrumbado unos veinte edificios.
La cifra de víctimas probablemente aumentará, ya que los equipos de emergencias de Turquía, ayudados por helicópteros y aeronaves no tripuladas, continúan la labor de búsqueda y rescate de numerosos ciudadanos que siguen atrapados bajo los escombros, según informó el servicio en su web.
El sismo, de 6,8 grados de magnitud y con epicentro en el mar Egeo, se produjo a las 11.51 GMT y se sintió en todo el Egeo y en la mayor parte de Grecia, así como en grandes zonas de Turquía occidental.
Al menos 4 bloques de pisos se han derrumbado por completo en la ciudad de Esmirna, la tercera mayor de Turquía, con 4 millones de habitantes.
Según explicó el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en una comparecencia pública transmitida por la cadena NTV, el número de heridos ascendía esta tarde a 438, de los que ocho están en cuidados intensivos.
Los fallecidos son dos adolescentes de 15 y 17 años, un chico y una chica que iban del instituto a sus hogares cuando quedaron atrapados por un muro que se derrumbó en una calle estrecha. Los menores fueron localizados gracias a que sus padres encontraron sus teléfonos móviles junto a los escombros.
Los equipos de rescate encontraron a la chica ya muerta mientras que el joven fue trasladado inconsciente en estado muy grave al hospital, donde falleció. Además, las doce víctimas mortales en Turquía, una es una mujer que fue arrastrada por un pequeño tsunami provocado por el seísmo, cuyo epicentro se halla a 17 kilómetros de Seferihisari, en la costa turca.
Aunque no se observó una ola espectacular, el agua subió alrededor de un metro en las calles y arrastró numerosos enseres y mobiliario urbano antes de dispersarse al cabo de media hora.